Un zapateo vigoroso contra el suelo nos pone sobre alerta: empieza la función con todo el elenco en el escenario. Es una fuerza arrolladora que no se detiene desde el comienzo hasta el final de un espectáculo conmovedor.

Pero no son las canciones ni la puesta en sí lo que más conmueven, sino la temática que a todos nos tocó ese 11 de septiembre del 2001 cuando el mundo cambió para siempre. Lo original de la propuesta es ese recorte de la realidad que en su momento nos pasó desapercibido: la gran cantidad de pasajeros que volaban cuando las torres gemelas fueron derrumbadas en un atentado terrorista y el espacio aéreo de los EE.UU. quedó cerrado.

Es la historia de un grupo de pasajeros que tuvo que aterrizar e irrumpir imprevistamente en el pueblito de Gander, situado en la isla de Terranova: una verdadera tierra nueva para un mundo alterado por la violencia. Es la historia del encuentro de un grupo de desconocidos con los lugareños que los acogieron, alimentaron y ampararon durante varios días: los encuentros y desencuentros, la amistad y el amor, la empatía humana cuando de supervivencia se trata.

La obra de Irene Sankoff y David Hein en manos de The Stage Company rescata lo mejor de los seres humanos, a pesar de los condicionamientos y de los prejuicios. Asistimos a la multiplicación de los relatos personificados por actrices y actores que cubren diversos roles con gran maestría, encabezados por la gran Melania Lenoir. El elenco es de alto vuelo, con gran variedad de tipos humanos y un común denominador: la excelencia tanto musical como actoral.

Cuando llega el momento de la despedida entre los lugareños y los visitantes, entre los actores y el público, la emoción es compartida. Desde la platea les deseamos lo mejor y volvemos a sentir que la Tierra es un sitio pequeño donde todos nos necesitamos.