Por Denise Traverso y Marianela Garay
El prolífico Santiago Gobernori se dio el gustito como director y dramaturgo en su nuevo (y a la vez histórico) Club de Teatro Defensores de Bravard y estrenó dos obras el mismo día. La antigua casona de Villa Crespo, que supo oficiar de escuela-laboratorio durante muchos años, ahora se mudó a Gurruchaga 1113, en Palermo, y está de estreno.
La verdad efímera es la primera de las dos obras y es un desafío. Dos mujeres, actrices arrojadas al cuadrilátero en el que se define el pacto ficcional con el espectador, transitan diversos mundos que se van entretejiendo de manera surrealista y narrando una historia a partir de los retazos que Gobernori editó, como un montajista de cine.
El relato no está ni cerca de ser lineal. De hecho, el orden viene dado más por la lógica del recuerdo -atropellado, incompleto, caótico, mezclado- que por la lógica cronológica. Los tópicos son los de siempre: el amor, la traición, la muerte, el sexo, la familia, el pobre, el rico; y entre medio de todo eso, las perlitas SXXI: la fugacidad, la inmediatez, la liquidez, las redes sociales, el yo virtual, el yo real. Está claro: la novedad no es “el cuentito”. Lo interesante es el procedimiento narrativo y el uso del cuerpo de las actrices como dispositivo puesto a ficcionar en toda su potencialidad expresiva.
El procedimiento sería insostenible sin el trabajo de Victoria Baldomir y Sabrina Zelaschi que dejan todo en la cancha.
En Pobre Daniel el escenario vuelve a ser un cuadrilátero, en el que se enfrentan pasado y presente de una forma cruda y sin amague. Cada vez que el personaje de Manuel Attwell -un enfermo psiquiátrico recuperado- abre la boca, es como si lanzara proyectiles que impactan con éxito en el blanco elegido. Los personajes interpretados por Julián Cabrera y Paula Pichersky cargan con esta explosión neurótica y le hacen frente desde la pasividad pero también desde la convicción. Si en la historia hay caos, hay un vale todo: celos, prohibiciones, secretos familiares, padecimientos, incesto y traumas compartidos.
Acá el relato tampoco es lineal: estalla en una cronología interrumpida que va y vuelve, cortada y pegada en varias piezas, como un collage en el tiempo. A este desorden lo acompaña el de los diálogos, cuya velocidad termina siendo directamente proporcional a su violencia.
Si algo tienen en común estas obras, es que ambas se inscriben en el mundo de lo hiper contemporáneo. El planteo de Gobernori es evidente: el uso del lenguaje saturado para construir una atmósfera enrarecida, logrando así no sólo narrar la historia, sino también darle forma y peso.
Como espectadores nos quedamos sin respiro después de este enérgico combo dramático-teatral, así que dejamos en manos del público farsero la decisión de entregarse a esta seguidilla de sábado por la noche o consumirla en dosis. Solo te avisamos: hay precio especial para quienes quieran ver las dos obras el mismo día. Para reservas: [email protected]
Ficha técnico artística
La verdad efímera
Dramaturgia y Dirección: Santiago Gobernori
Actuación: Victoria Baldomir, Sabrina Zelaschi
Vestuario y Escenografía: Estefanía Bonessa
Diseño de luces: Ricardo Sica
Fotografía: Martín Romero
Diseño de imagen: Lucía Vanin
Asistencia de dirección: Natalí Lipski
Prensa: Cecilia Gamboa
Duración: 60 minutos
Pobre Daniel
Dramaturgia y Dirección: Santiago Gobernori
Actuación: Manuel Attwell, Julián Cabrera, Paula Pichersky
Diseño de luces: Ricardo Sica
Realización de escenografia: Nicolás Ancona
Fotografía: Antú Martín
Pinturas: Juan Cruz Garcia Gutiérrez
Diseño de imagen: Lucía Vanin
Asesoramiento escenográfico: Vera Aricó
Asistencia de dirección: Ariel Bar-On
Prensa: Cecilia Gamboa
Producción: Zoilo Garcés
Duración: 60 minutos