“Hay que mirar adelante recordando el porvenir”
Tatiana Santana dirige Cachafaz de Copi.
La acción se desarrolla en un conventillo de Montevideo en donde viven Cachafaz y su novio Raulito, quienes por no tener nada con que “llenar la panza” comenzarán a matar a los vigilantes que golpean a su puerta para carnearlos y alimentarse.
La obra está escrita en verso y a pesar de la teatralidad que contiene, puede leerse como un poema extenso. Con un alto sentido del humor característico del autor y con un vocabulario repleto de palabras “obscenas” que podrían provocar incomodidad a las clases medias, altas y cultas de nuestra sociedad, Copi consigue un sentido de belleza y de romanticismo erótico sorprendente. Logra mediante esta forma de discurso y con personajes marginales (Cachafaz, Raulito, Coros de vecinas, Vecinos, Vigilantes) poner en el centro de la escena la realidad más emergente de nuestra sociedad: El hambre. Frente a esta situación, la construcción de cualquier metáfora corre el riesgo de convertirse en reaccionaria o revolucionaria; Cahafaz es una denuncia a la injusticia social. Es el hambre, lo verdaderamente obsceno, indecente, impúdico lo que tendría que incomodar, movilizar, a todas las clases sociales que nos perdemos en la hipocresía de las formas de un discurso cada vez más inhumano, cada vez más publicitario. Cachafaz pone el dedo en nuestra ética, mostrándonos a nosotros mismos como sociedad, como “civilización”.
Es un texto filosófico porque cuestiona nuestras categorías de pensamiento con las cuales clasificamos y organizamos la realidad. Una realidad que parece ya no encajar en el paradigma de la lógica imperante sin que haya cada vez más miseria y hambre. Cachafaz es un sainete del Ser con mayúscula, en el universo de Copi parecen estallar los Géneros, las especies y los individuos. Y propone, con esperanza y con fe, una nueva ética, la de un humanismo que se responsabilice por el Otro, y que entienda a este Otro como alguien diferente y no como Lo Mismo, una ética que respete al Ser en todas sus expresiones, que nos incluya a todos en la alteridad. Donde el hambre y la miseria queden fuera de toda posibilidad lógica. En la cual “ser un muerto de hambre” no sea ni siquiera un insulto, donde el dolor de otro hombre nos modifique. Cachafaz y Raulito se convierten en líderes revolucionarios, logrando la empatía de los vecinos del conventillo, los mismos que en un principio los denunciaban por su falta de moral.
Hoy ciertas cacerolas suenan, pero en Cachafaz nada hay qué poner en ellas, salvo la “la ley” hecha carne como último recurso. Pero cuando la ley no incluye a todos, ¿quién pude decir qué es la decencia? ¿Desde dónde nos detenemos a juzgar a los que tienen hambre? Cachafaz es herido de muerte y Raulito, leal a su amor, le pide que lo lleve con él, dando lugar a una escena conmovedora y tierna, logra emocionar al espectador por la ternura y la pureza de de ese amor.“Se está levantando el viento, Cachafaz” susurra Raulito; el viento empuja hacia adelante con prepotencia de futuro, un viento anárquico porque pretende alterar el orden establecido.
La obra recorre diferentes estilos, desde la tragedia, la payada, el sainete y la gauchesca. Cachafaz es un canto a la vida y Santana realza la alegría propia del pueblo, con bailes con coreografía de Mecha Fernández, acompañados de excelentes músicos en escena: Joel Maiante (guitarra), Pablo Martínez (percusión) y Eugenio Sánchez (clarinete).
Tatiana Santana se puso a los hombros esta obra, llevándola a escena con inteligencia, sensibilidad y audacia, logrando una puesta fiel al espíritu del autor. Emilio Bardi es Cachafaz; actor de raza si los hay, y con conocida trayectoria, consigue una actuación sublime, rebelde, tierna y mágica a la vez. Raulito es Claudio Pazos, quien se sale de la vaina con su talento, y construye un personaje con una caracterización pocas veces vista en la historia del teatro argentino. Junto a ellos conforman un elenco con alto nivel de actuaciones: Rosario Albornoz, Catalina Lescano, Natalia Olabe, Pilar Rodriguez Rey, Andrés Granier y Marcelo Lirio. Con una excelente escenografía de Rocío Matosas y muy buenos vestuarios a cargo de Ana Nieves Ventura.
Ficha técnico artística
Dirección: Tatiana Santana
Autoría: Copi
Actuación: Emilio Bardi, Claudio Pazos
Música original: Rony Keselman
Músicos: Joel Maiante, Pablo Martínez, Eugenio Nicolás Sanchez
Coros: Rosario Albornoz, Andres Granier, Catalina Lescano, Marcelo Lirio, Natalia Olabe, Pilar Rodriguez Rey
Asistencia de dirección: Giselle Refrancore
Coreografía: Mecha Fernández
Escenografía: Rocio Matosas Etchebarne
Vestuario: Ana Nieves Ventura
Fotografía: Agustina Luzniak
Diseño gráfico: Guadalupe Lobo
Entrenamiento vocal: Claudio Garófalo
Asistencia de escenario: Leandro Moro
Prensa: Duche & Zárate
Producción ejecutiva: Pili Ortiz
TIMBRE 4
Reservas 43263606
Viernes 21:30 hs. – Del 26/6 al 24/7
$ 150,00