Hace ya un tiempito, estrenó un musical off en el Centro Cultural San Martin y se rumoreaba por ahí que la rompía. Con la curiosidad gatuna que nos caracteriza a las farsas, nos acercamos a ver de qué se trataba y salimos flasheados mientras tarareábamos la canción final. Luego, la obra ganó 5 Premios Hugo, incluyendo el Hugo de Oro, lo que nos re-confirma que es uno de los hechos teatrales musicales más disfrutables que hay en cartel.
Murder for two es el nombre original de la obra estrenada en mayo del 2011 en las afueras de Nueva York por la compañía Chicago Shakespeare Theater, con libreto y música de Joe Kinosian y libreto y letras de Kellen Blair. Es la historia de un oficial con aspiraciones a detective que investiga el asesinato de un famoso escritor durante su fiesta de cumpleaños, a la que asistieron trece invitados y, por supuesto, sospechosos. Es un juego Clue con guiños a Agatha Christie y todos los elementos posibles de un musical: música en vivo, canto y baile.
La adaptación argentina llegó a escena con dirección de Gonzalo Castagnino. Como spoilea el título de la obra, el elenco está dividido de una forma muy interesante: Hernán Matorra hace al oficial Marcus Moscowicz y Santiago Otero Ramos a todos los restantes: hombres, mujeres y niños. Paralelamente, son ellos dos los encargados de proveerse de su propia música, ya que, además de cantar y bailar, tocan el piano juntos y por separado. Por si no te había quedado en claro todavía que son grosos.
Hay algo muy común que forma parte del verosímil de los musicales clásicos, que es tapar el virtuosismo. Por ejemplo, un bailarín como Gene Kelly zapatea su vida por cinco minutos, y al terminar el cuadro musical se tira al sillón con su mejor sonrisa y el pelo impecable. Acá podemos ver cómo los actores se desloman en escena, cómo Santiago Otero Ramos se vale de su pañuelo para secarse la transpiración que le generan los trece personajes que interpreta (más el baile, más el canto, más el piano). Y esto de ver a un actor dándolo todo frente a vos abre paso a una admiración, que hace que se nos escape hacia el final de una canción un “¡qué groso!” en voz alta. Sin sorpresas, él fue el ganador a Mejor intérprete masculino en musical off en los Premios Hugo.
Es también necesario decir que las cuestiones más técnicas de la obra funcionan de forma impecable. Los efectos de sonido mantienen el mismo volumen y color que la música que suena en vivo, y respetan la direccionalidad escénica: si algo se rompe por la izquierda, se escucha claramente a la izquierda. Las luces acompañan y estallan, por efecto de situación dramática, con precisión. La proyección de video está utilizada con fines estéticos. Para una obra de estas características, esto es fundamental y aporta a la belleza del hecho artístico.
Además de los galardones ya mencionados, también ganaron Mejor musical off, Mejor adaptación y/o traducción de libro y letras y Mejor dirección en musical off. Vale la pena aclarar, que el premio Hugo de oro es considerado por el jurado como “lo mejor de la temporada“. FarsaMag invita a que disfruten este espectáculo, que lleven a la familia y pasen un gran rato rodeados de talento local.
Ficha técnico artística
Dirección: Gonzalo Castagnino
Autoría: Kellen Blair y Joe Kinosian
Versión o traducción: Marcelo Kotliar
Actuación: Hernán Matorra y Santiago Otero Ramos
Dirección musical: Gabriel Goldman
Coreografía: Joli Maglio
Música original: Joe Kinosian
Jefe de escernario: Javier Schvindlerman
Escenografía: Francisco Paciullo
Vestuario: Marta Dieguez
Iluminación: Gabriel Ascorti
Diseño sonoro: Mariel Ostrower y Mauro Agrelo
Diseño Gráfico: Aba Ideas
Prensa: BMZ Comunicaciones
Producción: Juan Iacoponi
Producción Ejecutiva: Juan Bautista Sasiaiñ y Pachi Lucas