Una nena camina rumbo a una escuela de pueblo, parte de una procesión de chicos que todas las mañanas sigue el mismo camino. La nena, Alicia, es observadora: describe los hábitos de sus compañeros con el ojo agudizado de los marginales. Acompaña su relato un coro clownesco (Los Bla Bla) que a veces interpreta lo que la rodea, a veces lo que ella imagina.
De pronto, la madre de Alicia aparece en escena, a los gritos, “¡¡¡Mi amorcito!!!”, chilla. Alicia (Victoria Almeida) se retuerce de vergüenza y nos aclara que la madre nunca le dice “mi amorcito” en privado. Sus compañeros se burlan, pero una chica sale a defenderla a capa y espada (que en este caso es más bien piña y patada). Pero la amistad no llega a concretarse porque lo que la madre de Alicia viene a decir con tanta urgencia es que, otra vez, la familia debe mudarse, porque el padre consiguió trabajo en otro pueblo.
La vida de Alicia, y la obra sobre la vida de Alicia, transcurre así, de a retazos, con la diégesis interrumpida o desviada por un sinfín de desgracias grandes y pequeñas. Alicia crece, aprende a leer, se enamora, siempre en viaje. Por eso, después de decir su nombre siempre aclara que se llama así “por el momento”. Todo en su vida es contingencia y adaptación y eso se ve reflejado tanto en la dinámica del elenco, en la que Los Bla Bla cambian de personaje fluida y constantemente, como en la escenografía, que por ser sencilla y estar sobre ruedas, puede ser reinterpretada como la pared de una casa, un auto destartalado, un banco de plaza. También, tal vez por eso, se juega con lo provisional de la obra. “Para la próxima lo practican mejor”, sentencia Alicia cuando la actuación de su coro no está a la altura de su narración.
Aunque no es una obra infantil, Alicia por el momento tiene algo de fábula. Almeida aporta a esta atmósfera con gestos y dicción propios de un cuentacuentos. Y tiene sentido, porque ella tiene varios años de experiencia haciendo ciclos de humor en Pakapaka.
Alicia por el momento es una obra dulce y graciosa. Como directora, Maruja Bustamante combina un personaje con una vida melancólica con gags de humor, y logra contar una historia triste sin que se vuelva una experiencia angustiante para el público.
Ficha técnico artística
Autor: Sylvain Levey