Compañía La Fronda presenta esta obra de Alejandro Acobino.
Antes que nada me gustaría dedicarle unas líneas al autor, Alejandro Acobino. Absentha fue la última obra que escribió, ya que en noviembre de 2011 falleció, para sorpresa de todos los que lo conocían. En ese momento estaba preparando un nuevo proyecto para el grupo La Fronda, y la editorial Colihue estaba por publicar un libro con sus textos.
Dramaturgo y director, hombre de una singular simpatía, inteligente y siempre en proceso de trabajo. Bromeaba con que vivía una doble vida porque entró en la Emad para hacer la carrera de Formación del actor al mismo tiempo que estudiaba química. Según él, tenía la estructuración mental científica pero era muy malo en el laboratorio. Murió a los 41 años de edad, cuando ya había conseguido una corta pero intensa carrera en el teatro off.
“Más que la locura, lo que me inquieta son los extremos de la mente. O sea, cuando la mente se desata y se transforma en una especie de caballo desbocado.” Y esto es lo que les pasa a los personajes de Absentha cuando empiezan a tomar esta bebida. La absentha -también conocida como Diablo o Hada Verde- tiene mucha cantidad de ajenjo, la tomaban los grandes artistas de finales del siglo XIX y principios del XX, tales como Oscar Wilde, Van Gogh, Baudelaire, Picasso, Strindberg, Rimbaud, entre otros, ya que supuestamente inducía a la inspiración artística. Se prohibió su producción en 1915 porque se creía que causaba alucinaciones, y todavía sigue prohibida en ciertos estados o países -como el nuestro- debido a su alta graduación alcohólica.
Esta obra la dirige Ana Sánchez y trata de tres hombres que se juntan una vez por semana a tomar clases de poesía con un tipo que se dice profesor, pero que en realidad es lo que todos llamaríamos “un chanta”. Toda la obra transcurre durante estos encuentros en un aula de una escuela municipal.
Lo que resulta gracioso es que tanto el profesor como su taller literario son una mentira. Los tres alumnos lo miran al maestro como si fuera genial y él no sabe nada de poesía y ni siquiera los soporta. Es un pobre tipo al que le publicaron un libro mucho tiempo atrás, y da este taller para ganarse un mango con estos tres imbéciles que en el fondo desprecia. Se pasa la clase tomando whisky y apenas si los mira y les corrige alguna cosa antes de irse. En cambio ellos toman muy en serio el curso, esperan ansiosos el encuentro de la semana siguiente para leer en voz alta lo que escribieron de nuevo, siempre compitiendo para lograr la aprobación del profesor. Tampoco se soportan entre ellos y se viven peleando.
La obra pareciera ser una crítica a muchos talleres literarios, o a la utilidad de éstos, como si no fuera posible generar nada que se acerque al arte en lugares así y con personas como esas, que se obnubilan con algo porque creen que es genial y en realidad no saben nada y dan lástima. Como dice el docente: “Hay que poner en crisis la idea del tallerismo”.
Con el transcurso de la obra los personajes se destapan y muestran lo que realmente piensan. Así empiezan a tomar absentha, para poder crear algo que valga la pena, que los haga sentir distintos, porque como dice uno de ellos, “…son estos tiempos de mierda los que tienen la culpa”.
Los cuatro personajes están muy bien diferenciados entre sí, pertenecen al mismo mundo, con la misma mentalidad mediocre y patética pero con características muy personales y colores muy diferentes. Todos los actores están muy bien, cada uno entiende a su personaje y lo desarrolla durante la obra con coherencia, soltura y fluidez.
La obra va por su tercera temporada. Participo de la Fiesta CABA 2010 y fue destacada como una de las mejores obras del mismo año por la Revista Ñ y el Buenos Aires Herald. También recibió muchas nominaciones y premios importantes como los Teatro del Mundo, los Florencio Sánchez y los Trinidad Guevara.
Ficha técnico artística
Dirección: Ana Sánchez
Autoría: Alejandro Acobino
Actuación: Rodolfo Demarco, José Mehrez, Fernando Migueles, Germán Rodríguez
Actor invitado: Javier Piazza
Escenografía y vestuario: Pepe Uría
Peinados: Alejandro Granado
Diseño sonoro: Nicolás Diab
Diseño de luces: Sergio Cucchiara
Fotografía: Luis Arancibia
Asistencia de dirección: Florencia Sacchi
Prensa: Carolina Alfonso
Este espectáculo formó parte de los siguientes eventos: Fiesta Caba 2010, Festival Internacional de Teatro de Rosario. Circuito Nacional de Teatro: El país en el país, Tercer Festival Nacional de Teatro en ECUNHI