Seamos sinceros: hoy por hoy la figurita del San Martín de Billiken parece estar un poco demodé. Tampoco las loas a las hazañas militares se encuentran a la orden del día. Por eso es casi lógico que la obsesión de Martín con componer una sinfonía que exalte la Guerra de Malvinas a la manera de 1812 Obertura, de Tchaikovsky, nos resulte al menos llamativa.
Así nos sale al encuentro 1982 Obertura Solemne. Victoria, novia de Martín, no parece demasiado feliz con el “monotema” de su pareja, que le quita tiempo de militancia que antes compartían. Federico, en cambio –hermano de Victoria– es un poco más comprensivo con su cuñado, y encuentra en una cubierta pinchada la excusa perfecta para hacer pasar al taxista que lo llevó hasta la casa, casualmente veterano de Malvinas, y contactarlo con Martín.
Hasta ahí, más o menos bien. El problema comienza cuando en la vorágine obsesiva, el músico incluye al extraño en la cena familiar, con total naturalidad –y unilateralidad-. Y el cartón pintado que Martín imaginaba empieza a desteñir. Aunque él no quiera verlo.
De a poco empiezan entonces a delinearse los perfiles de dos bandos: el zurdo y el facho. Y es que esta obra se cimienta en un uso paradojal de los estereotipos para refutarlos. Así como dio por tierra la imagen del héroe de cartón, se mete con lugares comunes más actuales para ver lo que muchas veces tienen de absurdo. Tanto “los zurdos” –socióloga y profesor de historia- como “el facho” –el tachero, claro- se enredan en un discurso ideológico de manual, repleto de frases hechas que generan carcajadas cuando identificamos a alguien cercano o incluso a nosotros mismos, y que -aunque por momentos coquetee con un relativismo apolítico donde cualquier extremo está mal- nos hace notar cuántas discusiones fanáticas llenamos con fórmulas vacías.
Haciendo alarde de una hermosa escenografía y un excelente ritmo, la obra mantiene siempre en vilo mientras se burla de nuestra idiosincrasia fanática. Los cuatro actores enganchan al público con cada salida de sus personajes -algunos con más naturalidad, otros más cerca del estereotipo, todos con orejeras- y llevan al público a una montaña rusa emocional hasta el inesperado final.
Ficha técnico artística
Dirección: Lisandro Fiks
Autoría: Lisandro Fiks
Actuación: Christian Álvarez, Dario Dukáh, Romina Fernandes, Lisandro Fiks
Diseño de luces: Juan Mendoza
Pinturas: Adrian Lirman
Diseño gráfico: Fernanda Gimenez
Fotografía: Eugenia Tobal
Asistencia de dirección: Manuel Novoa
Coordinación de producción: Pablo Silva
Este espectáculo formó parte del evento: Festival Escena 2012
Este espectáculo fue seleccionado para el programa Formación de Espectadores 2012
SALA EL ÓPALO
Reservas 49513392
Sábado 23:00 hs.
$ 100,00