Moscú Teatro cumple cinco años y hay algo de guiño cómplice, paralelismo involuntario o destino menor en que nuestra primera entrada en la sección Perfiles de Teatros sea para un teatro que tuvo en la cartelera de su génesis una obra como El amor es un bien, de Francisco Lumerman (El río en mí; No daré hijos, daré versos). Es que muchos de los que hemos habitado, en mayor o menor medida, el ambiente del teatro empezamos por Chéjov, y una sala que entre sus dos primeras obras tuvo una versión libre de Tío Vania inevitablemente nos da un sentido de pertenencia, de una historia común.
Dirigida por Francisco Lumerman y Lisandro Penelas, la sala podrá no ser muy grande, pero indudablemente su tamaño no limita en lo absoluto su capacidad de creación (recordemos que El amor es un bien de Lumerman, y El amante de los caballos de Panelas pasaron por varias salas y festivales, además de estar nominadas a varios premios).
Moscú Teatro es uno de esos teatros del off que nos ha dado muchas alegrías en los últimos cinco años y esperamos que siga siendo así durante cinco años más y cinco más después de esos y así sucesivamente, hasta el fin de los tiempos.