El Festival Temporada Alta nos permitió experimentar el teatro de maneras bastante especiales. Una de ellas fue esta obra española que es muchas cosas a la vez. Una gran apuesta imaginativa que busca reflexionar sobre las inmensas representaciones que cada vez son más difíciles de materializar y al mismo tiempo, acercarnos a nuestras propias construcciones narrativas. Libres construcciones de espacio y de conflicto.
Antes de entrar a la sala pequeña de Timbre 4, el director y creador David Espinosa se toma unos minutos para explicar qué significa esto del “proyecto ambicioso” y lo resume prolijamente de esta manera: “Mi Gran Obra es lo que yo haría si tuviera un presupuesto ilimitado, el teatro más grande del planeta, 300 actores en escena, una orquesta militar, una banda de rock, animales, coches y un helicóptero“. Y lo que termina por aclararnos es que todo eso vamos a poder verlo en escena pero con un pequeño detalle: será a escala.
Después de una cuidadosa selección de estaturas entre los espectadores, se ingresa a la sala y comienza a dispararse alegremente la imaginación. Distintos mundos en miniatura van surgiendo de la mano de este artista que imprime un ritmo vertiginoso en el simple mover de cada pieza. Es verdad: hay helicópteros, bandas militares, astronautas en la luna y hasta elefantes. Sin una línea argumental, estos cientos de personajes dejan volar nuestra interpretación hacia libres direcciones, como también nuestro punto de vista, ya que cada uno de los espectadores cuenta con unos pequeños binoculares para elegir qué enfocar y jugar con su propio montaje. La deliciosa selección musical ayuda a mantener el dinamismo de estos mini muñequitos que parecen tener su propia expresión.
Una interesante propuesta para repensar qué significan las apoteósicas representaciones y seguir cuestionando esa superficial valoración de la forma por sobre el contenido.
Ficha técnico artística
Dirección: David Espinosa
Idea: David Espinosa
Realización: David Espinosa