El pasado sábado 5 de agosto se estrenó Tres Finales de Rafael Spregelburd en el Teatro de la Ribera. Ver lo nuevo en cartel de Spregelburd después de la aplanadora que fue La Terquedad, es un must. Pero ¡ojo! que este nuevo hecho teatral no es apto para colgados ni procastinadores: las funciones serán muy poquitas, tan sólo 5.
Por suerte, si van el sábado 12, hay bonus track: el director junto a Andrea Garrote, participarán de Palabras en la boca, un ciclo de conversaciones con artistas en torno a los espectáculos programados el Teatro de la Ribera, después de la función. La charla, moderada por Viviana Usubiaga, tiene como consigna “Tres finales y uno más: el destino de lo contemporáneo”.
Tres finales, obra comisionada y estrenada por el TACEC (Teatro Argentino, Centro de Experimentación y Creación) de La Plata en su temporada 2016, es un ensayo que pone en jaque la idea de “final” a partir de tres ejemplos universales: el arte, la realidad y la historia. Cada uno de estos tiene un distinto procedimiento escénico, una utilización particular de las palabras, una forma distinta de comunicar el mensaje.
La primera, El fin del arte, transcurre en la mesa de un bar en Francia donde dos profesores colegas de una cátedra de artes visuales discuten acerca de la posibilidad o no de incluir en el programa de la materia el accidente real conocido como Ecce Mono, en el que Cecilia Giménez – señora octogenaria del pueblo de Borja-, intentó restaurar una pintura religiosa. Su mal logrado resultado causó furor y estupor por igual en el mundo virtual y en el mundo del arte, abriendo el interrogante sobre la validez del error como categoría artística, y en caso de abrazarlo como tal, el borramiento de los límites entre lo que es arte y lo que no.
El fin de la realidad nos instala el problema de lo virtual a partir de varios de intérpretes elegantes, con pinta de tipos serios, sentados uno al lado del otro y enfrentados a los espectadores, que traducen en paralelo una conferencia sobre un tema irrelevante. Uno de ellos, el que no traduce y el menos formal de todos, tiene una charla paralela con su mamá en la que le cuenta que se quedó encerrado fuera de su casa. A su vez, una pantalla, con la cualidad de emisora en sí misma, proyecta otro mensaje. Todas las voces (y pantalla) hablando a la vez, todos los comunicados puestos al mismo nivel de importancia: ninguna.
En el tercer ensayo casi no hay palabras dichas, pero sí las hay proyectadas, como una peli silente con intertítulos. El fin de la historia se refiere a la historia con minúsculas. En este caso, se trata de un grupo de actores poco lúcidos y mal dirigidos, que intentan de todas las formas posibles darle vida a un texto teatral viejo, de esos que ya se hicieron y mucho. La solución que parecen encontrar es la de priorizar la forma por sobre el contenido, es decir, cómo contar la historia y no de qué va la historia. El sinsentido de bailar a lo Pina Bausch un texto clásico, la confusión de algunos hacedores de teatro que miran con resquemor el simple hecho de contar algo.
Toda la obra transcurre con el acompañamiento en vivo de músicos enmascarados, escondidos, insinuados en una proyección y luego descubiertos; dirigidos por Mariano Irschick.
Ficha técnico artística
Dirección: Rafael Spregelburd
Texto: Rafael Spregelburd
Actuación: Luciana Acuña, Sofia Brihet, Débora Dejtiar, Andrea Garrote, Matthieu Perpoint, Monica Raiola, Lalo Rotaveria, Pablo Seijo, Rafael Spregelburd, Alberto Suárez
Cantantes: Cecilia Arellano, Isol Misenta
Músicos: Ignacio Caamaño, Raquel Giuliani, Valentina Guirigay, Mariano Irschick, Cecilia Luna, Sebastian Strauchler
Vestuario: Julieta Álvarez
Escenografía: Santiago Badillo
Iluminación: Santiago Badillo
Diseño sonoro: ZYPCE
Video: Pauli Coton, Agustín Genoud
Asistencia de dirección: Gabriel Guz
Dirección musical: Mariano Irschick
Producción: Pablo Quiroga
TEATRO DE LA RIBERA
Teléfonos: 4302-1536 Venta 4302-9042
Sábado 19:00 hs
Domingo 19:00 hs
Entrada: $ 100,00 / $ 75,00