Mariano Tenconi Blanco: “El teatro tiene la potencia de lo inolvidable” #PrimerAmor

Director y dramaturgo, nos trajo pequeñas joyitas de la cartelera porteña contemporánea como Quiero decir te amo y La Fiera. A sus 33 años, Mariano Tenconi Blanco vuelve a poner en escena su obra Lima Japón Bonsai en el marco del Festival Primer Amor, una propuesta acerca de y pensada para adolescentes. Desde esa mirada joven, lúdica y atrevida nos enfrentamos a él para conocerlo mejor.

Contanos tres cosas de vos
Soy obsesivo, me hago mucha mala sangre, hay mucha gente que me quiere mucho.

¿Qué le dirías a tu yo adolescente?
Tranquilo, amigo; al final todo va a estar bien.

¿Una experiencia de tu juventud que te haya ayudado a ser lo que sos?
Cuando estaba en 4to grado, si nos portábamos bien, el Profesor Hernán nos leía “El fantasma de Canterville”. Era como un premio. Bajaba las persianas del aula y nos leía ese libro. Me acuerdo que entre nosotros se decía que había una imagen del indio al dorso del libro, pero el Profesor Hernán cuidaba de que no viéramos el libro. A fin de año, cuando terminamos el libro, yo escribí mi propia versión: “El fantasma de Greenwich”. Ese movimiento, de escribir atrás de lo que leo, me acompaña hasta hoy. Y digamos que el amor por los libros me hace ser mejor.

¿Una anécdota de tu primer amor?
Fui a un colegio de varones y no tuve ni hermanas ni primas, así que mi relación con las niñas en la adolescencia era desastrosa. Me ponía muy nervioso, no sabía qué tenía que hacer. Tuve muchos amores frustrados, tantos que ni los recuerdo ya. Me acuerdo de una chica a la que esperé horas en la puerta del departamento donde estaba con sus papás en Tucumán, de otra (también la conocí en Mar del Plata) a la que post verano fui a ver a Parque Patricios con un cassette que le hice y me dijo que no; después tuve una primera novia pero la historia no fue muy feliz, y la verdad es que mi primer amor que yo sentía eso, amor, fue de más grande, yo tendría 21. Se llama María y fue una historia feliz.

¿Con qué personaje de teatro vivirías una historia de amor?
Con todas las chicas Shakespeare, pero supongo que sobre todo con las femme fatale. Lady Macbeth, primera. También Rosalinda o Lady Anne.

¿Creés en el amor a primera vista?
No creo en el amor a primera vista. Creo cada vez más en el tiempo.

¿Si volvieras a tu juventud, en qué profesión te gustaría incursionar?
En la misma en la que incursioné. Me gusta mucho escribir y dirigir. Y también amo dar clases.

¿Qué dibujito animado te gustaría ser?
Ahora me gusta mucho “Adventure Time”. Así que eso. Ser Finn y tener al perro Jake a mi lado.ç

¿Un juego que siga valiendo la pena jugar?
¿Juego literal o metafóricamente? No sé. Prefiero ser literal. Juego a “juegos” en reuniones con amigos. No me divierten mucho. La Play un poco sí. Pero siempre prefiero leer. Leer vale la pena. Como el Profesor Hernán.

¿Cómo surge la idea de hacer seminarios orientados a adolescentes?
La idea del ciclo fue de Maruja Bustamante y Caro Castro, mi compañera en Compañía Teatro Futuro (junto al músico Ian Shifres). Con Maruja compartimos la inquietud que solo con hacer obras no alcanza, y entonces pensamos en esta instancia de formación, que permite por un lado generar nuevos públicos, y por el otro ayudar a “ver”. Quizás algunos jóvenes de los talleres sean autores o actrices, directoras en el futuro, pero antes que nada actuar, dirigir te enseña a saber ver, como escribir te enseña a saber leer. Y de eso se trata, de entender que el arte se opone a la construcción oficial del mundo, a la ficción aceptada, que es la publicidad, la televisión, que delimita roles, que separa, que etiqueta, que banaliza todo, que vende todo.

Contanos algo que te entusiasme de tu seminario
Me entusiasma mucho conocer a los chicos y chicas que se anoten, escucharlas, saber cómo piensan, pero siempre desde la ficción. Ya tengo 33 años y no tengo tanto contacto con adolescentes; me entusiasma sabe en qué andan, pienso que me va a gustar.

¿Por qué teatro?
Porque es lo mejor del mundo. Escrito como poesía, con la potencia visual de la plástica y con actores y actrices a metros de distancia, con la materialidad ineludible. Sucede solo allí, solo ese día, y nunca más. Es una obra de arte y además una experiencia vital, de la misma forma que lo es un viaje o un amor. Tiene la potencia de lo inolvidable.

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