Una síntesis de la pieza que se presentó en el II Festival Shakespeare de Buenos Aires, anuncia que “la ambición por el poder del matrimonio Macbeth, precipita las predicciones de las brujas y envuelven a los espectadores en una vorágine de violencia, pasión y rock”.
Exhibida por primera vez en dicho festival, la obra se está presentando hasta fines de julio todos los sábados y domingos a las 20:00 hs. en el teatro Dante, ese coloso blanco que se levanta, imponente, en el barrio de La Boca. El lugar elegido para la representación es un gran acierto: permite la movilidad que la puesta propone, e impacta por su enormidad. La entrada es libre y gratuita (para reservar, hacé click acá).
Ahora bien, tengo que decir que es una puesta estrepitosamente arriesgada. Orozco intenta aggiornar el Macbeth de Shakespeare, fragmentando la obra y convirtiéndola en un espectáculo ecléctico y sumamente efectista, donde el público se pasea libremente por entre las escenas (que ocurren en cada rincón de la sala), las brujas vuelan por los cielos, el nuevo rey se elije mediante un concurso teléfonico al mejor estilo reality show (“Llame al *2202 si quiere que Macbeth sea Rey”), una tela roja invade al grupo de espectadores en una escenificación hiperliteral del manto de sangre, ruedan cabezas, un impávido power trio (bautizado Los Caballeros del Rey) le canta a Lady Macbeth versiones rockeras de Bombón asesino y Matador, y el matrimo Macbeth se comunica mediante mensajes de texto.
¿Qué logra Orozco con esto? Que al grito pelado de “¡Viva el Rey!” el público repsonda “¡VIVA!”; que cuando muere el rey el público se convierta -realmente- en el pueblo de Escocia que se moviliza para velar al monarca fallecido llevándole velas y flores, y que más adelante en la obra se conviertan en el pueblo que reclama justicia en la plaza, portando banderas con frases como “Macbeth asesino”, “Usurpador”, o “Malcom al poder”. “No tengan miedo de reclamar lo que a ustedes les pertenece” grita el arengador de la plaza. La reminiscencia con la actualidad es pavorosa, y en este sentido resulta interesante la puesta.
Sin embargo, ¿alguien entiende de qué va la historia? Recordemos que esto es Shakespeare, y que estamos hablando de fracturar una obra con una estructura tan perfecta como el hombre ha podido lograr… ¿Hasta qué punto el texto resiste esta fractura de la puesta? Me animo a decir que el 90% del público no conoce la historia a priori, de modo que cuando braman ese “Viva” al unísono… ¿entienden a quién están vivando? ¿Quién mató a quién? ¿Cuál es el conflicto de la obra? Lamentablemente, lo que se gana en efecto se pierde en comprensión. Cuando las escenas se centran en el medio de la sala, aquellos que quedan afuera del primer círculo de espectadores no ven nada. Si bien el público logra identificarse visiblemente con las diferentes situaciones propuestas, la experiencia en carne viva de las verdaderas pasiones que propone la pieza original es más que remota.
Banquo dice “¿Qué son ustedes? ¿Brujas? ¿O es un efecto que lo aparenta?”. He ahí el quid de la cuestión.
Para más info pueden visitar http://www.macbethlaobra.com/