El pasado 4 de marzo, el Teatro Nacional Cervantes ensanchó sus paredes para dar lugar a los espectadores deseosos de escuchar los textos de Eduardo ‘Tato‘ Pavlovsky en las voces y cuerpos de noventa artistas de conocida trayectoria.
ROJOS GLOBOS ROJOS. Leen: Eugenia Alonso, Eugenia Guerty y Luis Ziembrowski. Sala Orestes Caviglia
Desde el mediodía hasta casi la medianoche del sábado, una maratón teatral invitó a habitar distintos espacios del edificio donde habitualmente el público no tiene acceso como las salas de ensayo, talleres de vestuario, comedor, espacio de lectura silenciosa y camarines, además de sus salas Trinidad Guevara y Orestes Caviglia.
Los textos fueron leídos entre las escenografías de las obras que están programadas en el Teatro. Un atril para cada intérprete y una botella de agua fueron suficientes para dotar cada ámbito de una magia particular.
La ceremonia teatral se desarrolló en armonía, sin golpes bajos pero con varios ganchos por parte del dramaturgo directo al centro de la emoción y de la inteligencia de cada espectador que acompañaba con risas, llantos y aplausos las voces habitadas de la astucia poética de Tato, más vigente que nunca.
Integral Pavlovky, fue un verdadero knock out poético, con la lectura de sus 35 piezas teatrales de una actualidad impactante. Por decisión unánime, el público aclamó su obra.
POTESTAD. Leen: Cristina Banegas y Alejandro Tantanian. Sala María Guerrero
De la mano de Elvira Onetto, coordinadora del evento, el nuevo Director del Teatro Nacional Cervantes, Alejandro Tantanián, dio el puntapié inicial de esta nueva jugada colmada de honor y reconocimiento hacia un referente indiscutible de nuestra dramaturgia, que nunca había sido estrenado en el marco de este teatro oficial.
La envergadura de este evento dejó de manifiesto que la cultura no tira la toalla, y que Eduardo Pavlovsky sigue siendo un peso pesado de la palabra, ahora reconocido en el ámbito de un Teatro Nacional. La espera que dejó de ser trágica.