Por tercer año consecutivo, en Berlín nos invitan a cubrir el FIND (Festival Internacional de Nuevas Dramaturgias), así que con Farsa Mag nos sumergimos en su abanico multicolor de obras teatrales. El festival está organizado, y se representa en su totalidad, en el mítico teatro berlinés Schaubühne. Este año el lema que convoca el festival es “Arqueología del presente” y se presenta como un pantallazo (¿o cachetazo?) de las condiciones sociales en las que estamos viviendo como sociedad.
Como siempre, hay representantes de muchos países y regiones, desde Latinoamérica, pasando por Europa y hasta China. Cada coyuntura regional muestra sus particularidades pero se puede ver el eje en común de los tiempos en que vivimos. Temáticas como la opresión institucional, la migración, la inoperancia judicial, y la erosión del sector público a manos del liberalismo, entre otros, dan este pantallazo que cuesta ver pero siempre resulta necesario. Por otro lado, también se hacen presente los discursos de género y el feminismo que representan la resistencia a este paisaje desolado.
Comenzamos con la interesante, Danke Deutschland – Cảm ơn nước Đức de Sanja Mitrović en donde miembros del elenco estable del Schaubühne se juntan con actores de procedencia vietnamita, para relatar un proceso de inmigración e integración, no solo de extranjeros en Alemania, sino también entre los alemanes después de la caída del muro. Todo el proceso y la carga generada hicieron que esta comunidad se tornara invisible de manera de agradecimiento para el país que los había acogido. Coincidentemente, se hace un racconto de los sucesivos actos de violencia y atentados que la comunidad vietnamita (y todos los sectores en condición de refugiados) sufrió por parte de grupos de extrema derecha. Una situación que culaquier espectador medianamete sensible lamenta pero que huele muy conocida aún en la Alemania actual. La obra plantea el cuestionamiento de qué hace a un ciudadano y por lo tanto interpela a la identidad alemana y a lo que se observa como “otredad”. La duda es, ¿porqué están agradecidos? Si la inmigración no es sólo forzada sino necesaria, ¿dónde juega la política y las instituciones sociales que desprotegen a las comunidades de las cuales el país se beneficia?. Cómo símbolo redundante, vemos proyectado en letras góticas “Ausländer raus” (extranjeros fuera) una frase que engloba toda una memoria nacional que nos retrotrae a los puntos más bajos de nosotros como humanidad. Ninguna pavada para arrancar el festival.
Paisajes para no colorear del Teatro La Re-Sentida dirigida por Marco Layera fue una de las obra más impactantes que vimos del festival. Proveniente de Chile, la obra está representada por nueve adolescentes. Ellas relatan y actúan desde sus experiencias distintas formas de opresión que viven las mujeres y, particularmente, las adolescentes en la sociedad chilena (que bien puede ser en toda Latinoamérica). Sacan a la luz distintos casos de violencia familiar e institucional (como los de Lisette Villa, Florencia Aguirre y Tania Águila) hablando de mujeres que ya no pueden estar ahí para contar su historia. La obra tiene una crudeza y violencia digna de su temática y el hecho de estar ejecutada por adolescentes impacta aún más. El grito desesperado que emiten ante el patriarcado, el abuso, los prejuicios y los adultos, no puede ser otra cosa que un grito, porque en voz baja no se lucha. Se escucha repetidas veces el prejuicio en tildar de locos a los adolescentes y cómo eso tranquiliza al mundo adulto ya que no dan lugar a escuchar sus dolencias y su rebelión antes las injusticias. La idea de futuro mejor se nubla al escuchar los relatos de lo sufrido por las actrices pero parece haber esperanza al notar su fortaleza, su conciencia y su acción dramática de resistencia.
The Town Hall Affair es una obra del legendario grupo de teatro neoyorquino The Wooster Group. En esta obra, re-actúan el documental Town Bloody Hall que registró el debate que se llevó a cabo sobre la liberación femenina en New York en el año 1971. El legendario debate llevado a cabo por Norman Mailer, Diane Trilling, Germaine Greer y Jill Johnston expone distintas visiones y corrientes del movimiento feminista y las resistencias que conlleva, encarnada por Mailer. Los actores reproducen simultáneamente el documental proyectado con habilidad milimétrica y una actuación cronometrada al segundo. La obra intenta reforzar, al reproducir un debate que ya tiene casi 50 años de antigüedad, como cada vez están más vigentes las distintas preguntas y cuestionamientos. La intelectualidad también está debatida sobre el rol de la mujer y por momentos se hunde en su propia retórica. Al intentar reproducir todo tan al pie de la letra, la obra queda en un plano racional, que no le resta interés pero le cuesta salir de ese loop retórico, síntoma del propio debate.
Im Herzen der Gewalt es la nueva obra dirigida por Thomas Ostermeier y representada por parte del elenco del Schaubühne. Esto ya nos genera bastante expectativa pero desde que entramos a la sala nos damos cuenta de que para ser una puesta de este director, la cosa se viene más minimalista. Sólo cuatro actores en escena comienzan a recrear una escena de crimen que no solo habla de víctimas y victimarios sino también de muchas condiciones sociales. Basada en el libro History of Violence del escritor francés Édouard Louis, Ostermeier intenta darle una óptica distinta a un crimen con tinte pasional. Un encuentro casual entre Edouard y Reda (representados con mucha entregar por Laurenz Laufenberg y Renato Schuch) desencadena en una violación la cual Edouard intenta compartir con su hermana y cuñado, quienes llenan su historia de prejuicio e ideología. Ostermeier intenta indagar en la psiquis de la víctima y el victimario, analizando cómo la sociedad y sus instituciones manipulan nuestra memoria hasta tal punto de escribir otra historia.
Status quo es otro de los estrenos del Schaubühne dirigido por Marius von Mayenburg y escrito por Maja Zade. La obra relata una seguidilla de opresiones patriarcales sufridas por un personaje pero que en este caso, no es una mujer sino un hombre. La tortilla se da vuelta y son los hombres los que sufren la objetificación, el acoso, la desigualdad y en definitiva, la discriminación. Todas las situaciones y conversaciones que tiene que padecer el personaje de Florian (representado por Moritz Gottwald) se pasarían de realistas si no fuera porque es un masculino. Al serlo, todo parece muy gracioso y descabellado pero no hay nada fuera de lo común en lo que le está sucediendo, salvo que porque es hombre, todos nos frenamos a evidenciarlo. Las distintas secuencias están entramadas con pausas musicales que remiten a las películas de Hollywood y a sus narraciones detenidas cuando la actriz principal se ponía a cantar, ya que parecía venir de otro planeta. El logro de la obra es ser descabelladamente graciosa y sin embargo, sostener la crítica social ante el sistema patriarcal que está haciendo. Simplemente vemos un personaje abatido por su día a día, en el que todas nos sentimos identificadas.
Popular Mechanics de Li Jianjun es la primera producción china en el FIND. Este teatro documental con gusto a performance, trae a un grupo de trece personas (no necesariamente actores) a escena para interpretar textos que van desde Chejov hasta Lalaland y conectarlos con su propia historia personal. Con mucha espontaneidad, frescura y franqueza, estos textos dejan de tener la solemnidad con la que se los conoce y comienzan a mostrar su cotidianidad. Las historias contadas por los participantes y cómo se ponen en escena son tan diversas que los textos toman otra vida completamente distinta a la que uno puede esperar. Quizás esta multiplicidad le suma en entretenimiento pero le resta en profundidad. La pieza habla de muchas cosas pero no profundiza en ninguna en particular. Quizás haya que tomarla como toda performance, algo que sucede y moviliza, sin darle tanta entidad como hecho teatral sino como suceso.
El Schaubühne tiene ideas claras y específicas sobre lo que se muestra en sus escenarios. No hay tibiezas con respecto a lo que nos convoca ya que es todo muy urgente. El intento de reconstruir el presente como lema del FIND de este año, es otra forma más de salirse del teatro de mero entretenimiento y utilizarlo como plataforma de despegue a un lugar de denuncia. Los temas son muchos, ya que el presente no es unívoco, pero la constante es la resistencia de las minorías y los oprimidos. Ante un sistema que oprime cada vez más, las respuestas son variadas pero en todas se encuentra la insistencia en no dejarse abatir por el poder instaurado. Ante un panorama mundial que pretende acallar las voces, el multiculturalismo y la diversidad de los gritos de lucha son las últimas herramientas que quedan para parar la picadora de carne. Ojalá el teatro siempre tenga más FIND y menos lugares grises. No tenemos un mundo que permita otra cosa.