Las farsas no nos quedamos quietas. Por eso decidimos hacerle una visita al viejo continente a ver qué ideas nuevas tenía para ofrecernos. Con toda esta iniciativa, aterrizamos en Alemania para cubrir el FIND (Festival Internacional de Nuevo Drama) en su versión 2017.
F.I.N.D es un festival que va por su año numero 17 y tiene su sede en el teatro Schaubühne, creador de famosas obras como Hamlet o Un Enemigo de Pueblo dirigidas por Thomas Ostermeier que pudimos ver en distintas ediciones del FIBA en Buenos Aires. F.I.N.D es parte del repertorio del teatro desde la temporada 1999/2000. En sus comienzos, los textos presentados (mayormente leídos) eran de autores jóvenes de distintas regiones pero desde el 2011 F.I.N.D se reinventó para convertirse en lo que es hoy, un festival internacional a gran escala con producciones de todo el mundo que vienen a presentarse a Berlin.
Este año el lema del festival es “Democracia y Tragedia”. La sociedad europea (y esto se replica en todas partes del mundo) está experimentando un proceso de cambio radical. La situación social y económica de los países, más la persecución por el tema del terrorismo y el incremento de partidos políticos y figuras de extrema derecha con sus ideales nacionalistas, se presenta como una amenaza a la armonía social. Por lo tanto, el lema del festival gira entorno a estos dos conceptos que han sido ligados desde tiempos antiguos. Las obras que se presentan reflejan el estado actual de la democracia como sistema político, sus culpabilidades, sus represiones y en fin, sus contradicciones. Podemos asegurar que, por lo que vimos hasta ahora el eje temático se refleja de manera contundente en todas las obras que se presentaron.
Dead Dog at Dry Cleaners: the Strong by Angélica Liddell – Foto: Gianmarco Bresadola, 2017
El festival comenzó con una obra de la madrileña Angélica Liddell quien trabajó por primera vez con el ensamble de actores de Schaubühne en Dead Dog at the Dry Cleaner’s: the Strong. Esta obra nos colocó dentro de una lavandería situada un continente europeo distópico donde distintos miembros de la sociedad lavaban las culpas de su torcida existencia. Lo distópico (o no tanto) de esta realidad es que todos los inmigrantes han sido deportados y todo el crimen ha sido eliminado. Sin embargo, estas almas en pena se encargan de mostrarnos como sigue su sufrimiento interno aún cuando toda la amenaza externa se ha eliminado. El “perro”, otro personaje que entra y sale de la historia, se dirige directamente al público, y nos hace saber todo el tiempo como nosotros también estamos jugando al amo y al esclavo con los propios actores al requerirles un entretenimiento. Liddell propone una dramaturgia contundente con intertextos de Diderot y Rosseau, revelando como el propio contrato social es el que nos condena. La obra está repleta de imágenes contundentes que dieron pie a la parte trágica de este festival, dejando ver un entramado social de esclavitud moderna en todos sus niveles.
The Gabriels: Election Year in the Life of one Family by Richard Nelson – Fotos: Joan Marcus, 2017
Las próximas tres obras que pudimos ver son en realidad una misma pieza dividida en tres funciones. The Gabriels: Election Year in the Life of one Family dirigida Richard Nelson relata la historia de una familia de clase media en el pasado año electoral de Estados Unidos, los capítulos son: “Hungry” (Hambriento) “What did you expect?” (¿Qué te esperabas?) y “Women of a certain age” (Mujeres de cierta edad”). El año electoral se desarrolla y con él podemos ver las vicisitudes económicas y personales de los Gabriels. Esta invitación que nos hacen para espiar su intimidad por una ventanita, da una clara imagen de la historia menos contada de una situación tan popular como la pasada elección estadounidense. Las reacciones, las imposibilidades, las charlas y los silencios que experimentamos mientras ellos solo cocinan nos cuenta cómo una familia común experimentó ese año revoltoso. La simpleza y sutileza de lo que ocurre nos aleja de la propaganda política o la discusión teórica de lo sucedido y nos invita a reflexionar acerca de cómo se viven en carne propia estos cambios sociales y mundiales. Los actores son un capítulo aparte ya que toda la obra recae en ellos y logran conformar un ambiente familiar y al mismo tiempo, representar esas tensiones sociales que están aconteciendo.
Tristesses by Anne-Cécile Vandalem – Foto: Phile Deprez, 2017
Desde Bruselas Tristesses de Anne-Cécile Vandalem cambió el tono en el que veníamos para llenarnos de humor negro y densidad. Situada en la isla Tristesses en Dinamarca, el cual se dice que es el país más feliz del mundo, se descubre el cuerpo de una mujer colgada con la bandera nacional. Su hija, en plena campaña política, viene a llevarse su cuerpo pero los locales de la isla tienen otros planes. Desde el comienzo la obra se usa mucho humor negro para llevar al extremo situaciones de abuso y violencia. Con una escenografía hecha de pequeñas casitas, podemos ver lo que ocurre en la calle, en el escenario y, en forma de video, podemos espiar todo lo que ocurre adentro. Con muchas reminiscencias a Dogville de Lars Von Trier, Vandalem (quien también actúa en la obra) nos muestra hasta dónde llegan las propagandas políticas y cómo pueden engatusar a la gente a actuar contra su propia voluntad. Despiadada y con un suspenso que borda lo absurdo, nos hace preguntarnos de qué nos estamos riendo y cómo en el lugar más feliz del mundo no quieren compartir su felicidad con nadie más que ellos.
Tijuana by Lagartijas tiradas al sol – Foto: Escenas do cambio, 2017
Más cercano a casa, nos encontramos con Tijuana el resultado de un experimento hecho por Gabino Rodríguez, fundador del grupo de teatro colectivo Lagartijas tiradas al sol de México. Rodríguez se propuso el experimento de ir a vivir sies meses a una localidad muy precaria de la ciudad de Tijuana para experimentar lo que era vivir con un sueldo mínimo y tratar de sustentarse. Relata todo su trayecto y su cambio de identidad para poder pasar desapercibido en su nuevo hogar. La marginalidad y realidad que cuenta nos confronta con la distancia que podemos establecer con esos sectores social. Una de las cosas más interesantes de la puesta es como el propio actor puso el cuerpo a la investigación y de cierta manera, relata la culpa, la frustración y hasta, por momentos, la tranquilidad que experimenta con la nueva realidad que le toca vivir. Al compartir su trayecto, nos hace parte de su viaje para reflexionar acerca de cuál es el precio que se le pone al trabajo humano por parte de quienes gobiernan y la falta de dignidad que eso conlleva.
Hamnet by Dead Centre
Para finalizar esta primer semana en el FIND, vimos Hamnet (si, Hamnet, no es un error de tipeo) de Bush Moukarzel y Ben Kidd producida por la compañía Dead Center de Irlanda. Escuchamos mucho la historia de Hamlet pero en esta oportunidad vamos a escuchar hablar sobre Hamnet, el hijo de William Shakespeare que falleció a los 11 años. Solo una letra lo separa del mítico personaje pero tuvo un destino muy distinto. La obra está casi enteramente actuada por Ollie West, quien es, hoy en día, un niño de 12 años. Se nos presenta como tal, en búsqueda de su padre, diciendo que quiere ser un gran hombre como él. La actuación de este niño, más allá de enternecernos, nos bombardea de referencias al mundo shakespereano entrecruzado con el mundo infantil de un pre adolescente quien pregunta a Google todo lo que duda. Su padre llega al fin, en forma de video, pero ese encuentro está lejos de ser lo que él esperaba. “Ser o no ser” toma otro tono cuando la pregunta un niño que no pudo ser, cuya historia quedó trunca y quien se convirtió en el fantasma de su padre. Poner un niño en escena lo único que nunca deja de tener es emoción pero en esta caso tiene un plus: los cuestionamientos existenciales que tanto nos abruman formulados en un tono infantil.
Otras obras que se presentaron pero no llegamos a ver fueron Acceso, la cual ya vimos en Temporada Alta y pueden saber toda nuestra opinión de lo buena que estuvo, y Verein zur Aufhebung des Notwendigen de Christophe Meierhans cuya propuesta/experimento era una cena preparada por el público de manera de ejercitar la democracia en vivo y producir lo que resulte de esas decisiones colectivas. Se perdieron nuestras habilidades culinarias para hacer milangas argentinas pero ya se lo podremos demostrar.
El FIND continúa y nosotros no paramos hasta vernos todo el panorama mundial que nos están proponiendo. Sintonizanos en nuestras redes sociales (estamos instagrameando a lo pavote) que se vienen más Farsa reportes desde Berlin como si estuvieran viajando con nosotros.