El domingo pasado culminó el evento teatral más relevante del panorama nacional. Con espectáculos invitados, obras de cada una de las provincias y acto de cierre, se despidió la Fiesta Nacional del Teatro 2016.
El viernes, como todas las mañanas, empezamos en el tan valioso Espacio de Devoluciones que una vez más demostró ser una actividad enriquecedora para elencos, críticos y público general. Cayendo el sol, fuimos a El árbol de Galeano a ver Las hijas Idiotas del grupo Los del Callejón de Chaco, con texto de Luigi Serradori y dirección de Luisella Manzone. Una obra que se propuso criticar la idiotez de una generación argentina que todo lo banalizó, pero resultó ser una metáfora trunca cayendo en mostrar aquello que deseaba cuestionar.
Más tarde, y llegando bastante tarde (¡gracias público por esperar a la troupe de periodistas!) vimos de Mendoza, Algo de ruido hace en el Teatro Alberdi. El grandioso texto de Romina Paula en manos de la compañía Maktub, bajo la dirección de Valeria Portillo, trasladó la historia a las montañas mendocinas. Linda versión con precisas actuaciones, destacándose el vínculo fraternal entre Cristian Máximo Bucci y Joaquín De Lucía. Cerramos la jornada con la propuesta de Chubut, Nuestras Vacaciones de Diego Marcelo Ferrero en un divertida y atinada versión dirigida por Gabriel Brizuela que puso en jaque la cuestión de género sin caer en clichés y manteniendo un fresco sentido del humor con los actores Gerardo Schwartzman y Coqui Honik.
El sábado nos deleitamos con el infantil Nazario, el gurí del monte, con el cual Córdoba volvió a llevarse aplausos de pie. Con cuerpos dueños de una plasticidad cercana a la danza, esta pequeña perlita dejó a todos los chicos (y a grandes) con la boca abierta. Poesía y magia pura, acompañadas de hermosas escenografías, máscaras y vestuarios. Redondito por donde se lo mire este espectáculo del grupo Pie Plano, escrito y dirigido por María Laura Gallo. Luego en la Sala Miguen Ángel Estrella nos metimos en la siniestra obra rosarina Representación nocturna del Marqués de Sebregondi. Con dramaturgia y dirección de Matías Martínez sobre El niño proletario de Osvaldo Lamborghini, la propuesta manierista, oscura y maravillosa, dejó en evidencia el profesionalismo del grupo Sociedad Secreta de Actuación con escenografía, vestuario y maquillaje de primer nivel y tremendas actuaciones de tres grandes.
La maratón teatral siguió en La Gloriosa, sala gestionada por el grupo La Vorágine, obviamente oriundos de Tucumán, que presentaron en su casa la pieza de teatro y danza con toques de arte aéreo, Vertical. La obra dirigida por Noé Andrade y Pablo Gigena se propuso abordar la violencia de género (tema recurrente en esta Fiesta Nacional) así como la violencia social en general. Con un dispositivo de rejas que subían, bajaban y hasta se elevaban, fue eso lo que capturó más la atención y distrajo de los cuerpos en escena.
En el Círculo de la Prensa se presentó El murmullo, crónica de un día cualquiera de La Rioja. Con Texto de Juan Carlos Carta y dirección de César Torres, dos personajes supuestamente femeninos, se alzan en altísimas banquetas cual silla de guardavidas en la playa, a chusmear y ennumerar una serie de “lecciones de comportamiento” bastante polémicas y retrógradas. Finalmente, cerramos la jornada con la obra de Jujuy, Patrimonio, de Juan Castro Olivera. Una familia venida a menos que al despilfarrarse toda la herencia familiar, no les queda otra que soñar reinas, en intentos truncos de contactar a Máxima en Holanda y de explotar a su propia hija ¿autista? en un certamen local.
Sábado a la noche con todas las letras: ¡Fiesta de cierre! Después de una intensa semana de actividad teatral, todos los elencos, autoridades, críticos y demás involucrados en esta gran fiesta nacional, nos encontramos a tirar unos pasos de baile y brindar por todo lo logrado. Banda en vivo, cumbia, cuarteto y el infaltable trencito, le pusieron toda la onda a este final a todo trapo. Dicen que calavera no chilla, así que el domingo, firmes, el cierre tuvo su lugar también en el Espacio de Devoluciones donde además de hablar sobre las obras vistas la noche anterior, se hizo un balance (muy positivo) de todo lo sucedido en la semana. Valorando el trabajo en conjunto, el intercambio y el aprendizaje de todos los que participaron de esta actividad recuperada en esta edición de la Fiesta, luego de haber sido dejada de lado en pasadas ediciones. ¡Que no se corte!
El domingo llegó el momento de Orégano con texto de Sergio Lobo y dirección de Esteban Bresolin. El grupo Trillados de Buenos Aires se hizo ver durante toda la semana con sus buzos cual egresados que anunciaban su obra y le hicieron buen marketing a su compañía; también sumó varios porotos que en una de las mañanas al finalizar el Espacio de Devoluciones, nos regalaron los libros del I y II Concurso de Autores 2014 y 2015: Teatro del Conurbano Norte. La obra fue bastante original en su dramaturgia, con un grotesco intimista en tonalidad villera con muchas intertextualidad a lo teatral, y mucho humor para poner de manifiesto la decadencia de una familia tipo en plena crisis del 2001.
La obra que cerró la Fiesta fue ADN de Gerardo Hochman, cuya compañía La Arena se caracteriza por un trabajo físico muy interesante, donde la plasticidad de los cuerpos en escena es lo primordial. En el acto de cierre, la sorpresa fue un video que recopiló todas las puestas de la Fiesta, con mini entrevistas a público en general y algunos de los directores que participaron.