En un acontecimiento único en Sudamérica, y con el fin de impulsar el género a nivel internacional, el fin de semana pasado el Colectivo de Teatro Musical (CTM para los entendidos) realizó la segunda edición anual del Festival Latinoamericano de Teatro Musical. En ese marco se desplegaron varios fragmentos de obras ya estrenadas o a punto de hacerlo, algunos work in progress y un saltimbanqui de charlas con estrellitas famosas del palo y docentes que dejaron alguna que otra lección. La movida se dio en el teatro El Cubo, pleno corazón del Abasto, donde las casi 250 butacas quedaron aplastadas por la excitación de un público joven, que colmó de colores, gritos y aplausos estos 4 días. De viernes a lunes patrio, de 11am a casi 7pm, desfilaron por el gran escenario del teatro más de 200 artistas.
Arriba der: Eliseo Barronuevo en Código de silencio. Arriba izq. y abajo: Bravo Nino
Para quienes no lo conocen, el CTM es un grupo de trabajo integrado por jóvenes autores, directores y músicos, que incentiva y estimula la actividad del teatro musical. Está integrado por Leo Bosio, Diego Coran Oria, Damian Mahler, Matías Puricelli, Facundo Rubiño y Francisco Ruiz Barlett.
Arriba izq: Rinaudo (work in progress). Arriba der. y abajo: Merci 3113 (Córdoba)
Si bien en el festival escasearon las propuestas internacionales, y las nacionales hicieron eco por su cantidad más que por su calidad, se vivieron momentos interesantes. Las charlas de intérpretes, además de ser una ocasión para que estos se palmeen en las espaldas públicamente, funcionaron como un espacio dónde realmente hubo lugar para compartir experiencias y ofrecer consejos. Ale Paker, Natalia Cociuffo, Marisol Otero, Germán Tripel y Mariano Chiesa fueron algunos de los que pasaron por la mesa de invitados, en un ambiente súper distendido, lleno de fans, purretes estudiantes de teatro musical, y algún intrépido periodista con preguntas picantes como “¿Qué importancia se le da a la actuación en la comedia musical?” (Bendita pregunta que no pudo terminar de ser contestada, que no apuntaba a las diferencias de géneros dentro del teatro musical sino a la preparación actoral de los intérpretes). Otras caras famosas que pasaron a charlar un rato fueron Pablo Gorlero, Omar Calicchio, Karina K (divina), Ángel Mahler, Florencia Peña y Mirtha Arrúa Lichi (en una “clase magistral” de canto a la que llevó alumnos como ejemplo y todo).
Arriba: Justicia (work in progress). Abajo: Florencia Otero y Eliseo Barrionuevo en Embarazados, ecografía de una espera.
Con respecto a las obras, sorprendió Embarazados, ecografía de una espera, con Eliseo Barrionuevo y Florencia Otero, y dirección de Juan Álvarez Prado. Seguramente no muchos han visto esa obrita independiente que se dio el año pasado en el Teatro SHA y de la que muchos pasamos de largo. Sin embargo, por el extracto que se vio en el festival, parece ser impávidamente cautivadora (con interpretaciones tanto mejores que aquellas que hemos visto ejecutar a estos mismos actores en obras comerciales, que contrastaron estruendosamente con casi todo lo demás que se vio en el festival). Para la suerte de todos nosotros, se reestrenó ayer en El Cubo.
Arriba: Clase magistral de Mirtha Arrúa Lichi, junto a sus alumnos. Abajo: charla de intérpretes con Germán Barceló, Germán Tripel y Mariano Chiesa.
Más allá de todo lo dicho, la verdad de la milanesa es que esta incipiente movida del festival, amasada a pulmón por los integrantes de CTM y un grupito de colaboradores, probablemente sea vital para el desarrollo del teatro musical en Argentina. Quizás aún no logre todo su esplendor, pero no hay dudas de que está sentando un ejemplo, y va por buen camino e in crescendo. ¡Todo el apoyo desde Farsa Mag!
Por Lucía de Cabrera, Julieta Zeta y Carolina Darman
Ph: Julieta Zeta