Es agente de prensa, dio algunas clases sobre este oficio en carreras de arte y cada tanto hace algunos trabajos de producción o escribe alguna nota. Tiene una vida antes y otra después de la prensa. En el 2004 dejó un trabajo fijo y seguro en un diario en un arrebato de búsqueda de libertad. Dos periodistas amigos de ese medio le dijeron “vos tenés que hacer prensa”. Uno fue el que le dio las armas ayudándola a construir su primera base de datos, además del aliento constante y la otra le dijo: “ojo que hacer prensa no es hablar por teléfono en la pileta tomando un daikiri”.
Empezó su oficio en el Camarín de las Musas con una obra de Pinter que dirigía Alfredo Martín y pronto estaba trabajando con tres obras dirigidas por Veronese en la sala que tenía en su casa y en el Callejón, entre otras. En ese entonces, todavía no existían las redes y Caro solía llevar de un lado a otro las fotos impresas de cada obra y hablar con los periodistas sin whatsapp.
Con quince años de profesión trabajando siempre sola, hizo y hace prensa de teatro, música, literatura y artes visuales. Algunos éxitos que promovió: El equilibrista, junto a Dayub y Brie; Mi hijo solo camina un poco más lento, que conmovió con esa obra extraordinaria; todas las obras de las hermanas Paula y María Marull, que traen a la ciudad la poética del interior de un modo sensible; Los días de la fragilidad; Los hombres vuelven al monte junto a Fabián Díaz e Iván Moschner; Open House y Teatro para pájaros, varias obras de Marcelo Subiotto y de Fernando Rubio; y otras obras que agarró estrenadas, como Nada del amor me produce envidia; o El amor es un bien, que siguen dando de qué hablar. Y entre los músicos tuvo la suerte de acompañar al Chango Farías Gómez en sus últimos años con la orquesta, a Juan Esteban Cuacci e Inés Rinaldi, entre otros. También fue jefa de prensa del ECuNhi y programadora de música y eventos literarios teatrales en el hotel Sofitel.
Hoy y en cuarentena dice que recién en estos días y después de 15 años, ¡tuvo tiempo de tomarse el daikiri! ¡Y qué merecido se lo tiene!
Si bien se identifica más con el backstage, un día aceptó que la genia de Nora Lezano la retratara. Hoy, las Farsas, así como Nora, queremos reconocer la labor incansable, atenta y amable de Caro y que todos los spotlights vayan a ella.
