Dos obras, dos formas de entrar y salir de la memoria

Por Florencia D’Antonio y Valentina Winocur

¿Cómo se entra, por primera vez, a un lugar en donde sabemos que ocurrió el horror? ¿Hay algún protocolo para visitar esos espacios cargados de tensión, dolor, pérdida y tristeza? ¿Quiénes somos cuando logramos ingresar y quiénes cuando logramos salir?

Hay en cartelera dos obras que exploran lo que pasa con espacios relacionados a la última dictadura militar y su vínculo, en la actualidad, con la sociedad civil. También son dos propuestas concretas para hacer algo distinto con esos lugares: la posibilidad de entrar y salir de ellos con otras herramientas, como el humor, el pensamiento sensible a otras dimensiones latentes, la mirada aguda sobre los detalles, la atención a las marcas escritas y ocultas, a lo que ocurre por fuera. De esta manera, ponen de relieve el contraste casi absurdo entre la formalidad de la burocracia y el laberinto de la memoria y la violencia ocurrida en ellos.

Cuarto Intermedio: Guía para juicios de lesa humanidad, de Mónica Zwaig y Félix Bruzzone, nos invita a participar del proceso judicial de la megacausa ESMA, mientras que Antivisita. Formas de entrar y salir de la ESMA, de Mariana Eva Pérez, Laura Kalauz y Miguel Algranti nos guía al interior del mayor centro clandestino de tortura y exterminio del país en un recorrido atípico. En ambas se recrea la llegada, el protocolo de ingreso, la compañía de los agentes que los habitan y se hace al público partícipe de lo que está ocurriendo: somos querellantes, fiscales, testigos, jurados; visitantes, espiritistas, familiares directos de los desaparecidos. Lo clave es, entonces, que nos involucramos en la experiencia escénica. Ya decía Ranciere que ser espectador era un mal y, retomando esa consigna corrosiva de Brecht, el Grupo Liberación mostraba en un fotograma la frase de Franz Fanon “todo espectador es un cobarde o un traidor”. El tipo de teatro que nos proponen estas obras es el que invita a descubrir correspondencias, que nos extiende herramientas para la construcción de nuevos vínculos entre las partes. Una propuesta que no es sencilla, ya que implica mirar, también, los vacíos en el sistema judicial y los baches en las políticas de memoria. 

La historia de la que tratan, nos excede. Es una historia, la reciente, que ha sido discutida hasta el hartazgo. Algo de lo que creíamos aceptado, configurado como pacto social, reaparece como fantasma para decirnos que hay cosas que tenemos que defender, con la palabra y el cuerpo, hasta el final de nuestros días. De alguna manera, por eso, surge un sentimiento de gratitud al vivir estas experiencias escénicas: son amables con el público. El humor y la ironía son inclusivos y, además, ilustrativos: se puede ser gracioso sin dejar de hablar en serio. Se puede hablar con profundidad y a la vez actualizar una discusión que creíamos cerrada. Se puede construir una experiencia colectiva a partir de un dolor propio. Finalmente, se puede hacer memoria no es solo repasando cifras, leyendo testimonios, mirando fotografías, sino también entrando a una sala de teatro o a un lugar vacío, a un lugar que tiene, a su vez, memoria propia asociada. 

Ahora bien, una vez que ingresamos al espanto, ¿cómo salimos? A nosotras nos sorprende la paciencia y ternura de los realizadores que nos llevan, nos guían y nos devuelven. Nunca nos dejan solas. Y así es como salimos: todas juntas, en el medio de un ritual casi ricotero, habiendo absorbido preguntas y respuestas, secretos, verdades y nuevas visiones sobre un mismo hecho. 

A pesar de estar en un momento histórico en donde pareciera que la propuesta de cultura es la de la extranjería, el borramiento, la nada, estas obras se levantan sobre las ruinas para traer un destello de luz, como luciérnagas del pasado, sobre cómo leer y comprender nuestra historia para que no se deshaga en el olvido y en la impunidad. Ya decía Benjamin: “el fruto nutritivo de lo que se puede comprender históricamente tiene en su interior, cual semilla preciosa aunque carente de sabor, al tiempo” y arriesgamos que este es tiempo para Cuarto Intermedio y Antivisita a la ESMA.

 

Fichas técnicas y próximas funciones

Antivisita. Formas de entrar y salir de la ESMA, domingo 7 y 14 de julio a las 20 hs en Fundación Cazadores.

Dramaturgia: Mariana Eva Perez
Performers: Miguel Algranti, Mariana Eva Perez, Laura Kalauz
Música: Géminis
Fotografía: Gustavo Kuhn, Guillermo Turin Boutello
Colaboración en dramaturgia: Miguel Algranti
Dirección: Laura Kalauz

Cuarto intermedio. Guía para juicios de lesa humanidad, sábado 10 de agosto a las 16.30 hs en El Picadero.

Dramaturgia: Monica Zwaig – Félix Bruzzone
Producción: Monica Zwaig
Técnica: Milo Schnitman
Dirección:
 Juan Schnitman

 

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