Constanza va a morir, o por lo menos eso es lo que esperamos al entrar a la sala. Lo complejo es cómo va a ser esa muerte, de qué manera. Dos palabras que resuenan mucho en la obra son el todo y la nada, como si fuera de esas dos abundancias sobre lo que vamos a presenciar, cómo se pasa de uno a otro y cómo se sostiene esa incertidumbre.
Constanza comienza expresando físicamente cómo se siente esa mezcla de sensaciones por las que está pasando. Se enfrenta a una niña pianista muda y a Lucio, un burro (o asno, como él gusta llamarse) y comienza a mostrarse, sin palabras, esa comezón que puede sentir cualquiera que va a dar un gran salto; aunque para ella sea el final. La destreza actoral de Analía Couceyro, que se mantendrá en alza toda la obra, abre la historia haciéndonos entender perfectamente de qué van a hablar: de algo sobre lo que no hay palabras, solo sensaciones y comezón.
Constanza filosofa cual si fuera la primera mujer, como si antes de ella no hubiese ocurrido nada, y Lucio vocifera sus ideas, leyendo poesía y hablando del misterio, la naturaleza y el vacío; como invocando a ese otro lugar que no saben bien qué es pero que ya se está instalando. El escenario está rodeado de sus recuerdos, como surcos de la memoria llenos de pequeños y triviales objetos que la conforman. Perimetran y cruzan el escenario, multiplicándose, como aplaudiéndola.
En una mezcla de humor, no solo negro sino despiadado, y con una sensibilidad entrañable, la obra nos sumerge en ese ensayo del último acto de una vida. La dramaturgia de Ariel Farace sobresale por su simpleza y puntería para hablar de un tema tan complejo como la muerte, la vejez y la melancolía, sin caer en lugares comunes ni perder profundidad. La puesta se destaca más aún porque no plantea el final con grandes actos heroicos o poéticos como el mismo personaje de Constanza quiere, sino solo un té con galletitas, una regado de plantas o una melodía simple en el piano. Suficiente para hacernos entender que lo cotidiano también contiene dentro de sí, el misterio, la naturaleza y el vacío.
Ficha técnico artística
Dirección: Ariel Farace
Dramaturgia: Ariel Farace
Actuación: Analía Couceyro, Florencia Sgandurra, Matías Vértiz
Escenografía: Mariana Tirantte
Vestuario: Gabriela A. Fernández
Iluminación: Matías Sendón
Fotografía: Renato Mangolin
Musicalización: Ariel Farace, Florencia Sgandurra
Asesoramiento en danza: Susana Brussa
Asistencia de dirección: Juan Manuel Wolcoff
Co-producción: Festival Dois Pontos, Entre_espaço Cultural Sergio Porto
EL PORTÓN DE SANCHEZ
Teléfono 4863 – 2848
Domingo 17:00 hs
$ 220,00
Duración 70 minutos