Si Hollywood es la meca del cine, para muchos Broadway es la del teatro -o Rusia, Alemania, Japón, Buenos Aires, lo sabemos; pero tiene que admitir, estimado lector escéptico, que para muchos es Broadway.
Todos conocemos la historia de Elena Roger, fue Evita en el West End, después Piaf (allá y acá), y finalmente la reclutaron para repetir la primera en Broadway. Algunos quizás se acuerden de Josefina Scaglione, la rosarina que descubrieron cantando tango en un video de YouTube e importaron para protagonizar West Side Story (que ya está de vuelta en la cartelera porteña, como parte del elenco de Todo Vale). Hace poco nos enteramos que Gerónimo Rauch (sí señora, el ex-Mambrú) pasará de protagonizar Les Mis en el West End a ser El Fantasma de la Ópera, que es como lo más de lo más. ¿Qué es lo único que le falta al pibe después de eso para consagrarse, dicen todos? Broadway.
Resulta que empezamos a preguntarle a algunos amigos actores qué opinan al respecto, y si ellos se irían a probar suerte, de tener la posibilidad. La respuesta fue más o menos la que esperábamos: un 50% de escupitajos y un 50% de obviously.
Cada vez más los latinos estamos copando yanquilandia; incluso en las mayores producciones comerciales siempre hay una listita de latinos -puertorriqueños, mexicanos, costarricenses, etc- ¿y argentinos? También. Parece que además de los nombres famosos que todos conocemos, hay varios artistas agentinos menos estruendosos que fueron abriéndose camino por ahí. Graciela Daniele, bailarina, coreógrafa y directora veterana de Broadway, es argentina y se formó inicialmente en el Teatro Colón. Ricardo Hornos, uno de los productores de Evita y Cinderella (de Rodgers & Hammerstein, actualmente en cartel), también es argentino. En abril de este año Alejandro Ullua estrenó en el Off-Broadway su musical Judy, con elenco yanqui, luego de dos exitosas temporadas en la Argentina con elenco local. Un mes más tarde, nuestro elenco local de Casi Normales fue invitado a cantar en concierto en el Lincoln Center, junto con el elenco original de Broadway. Incluso divagando por un momento hacia las tablas del oeste, encontramos a Anibal Silveyra, que el año pasado protagonizó The Tango Singer, del también argentino John Rivera Lacey, un musical sobre Gardel, en Los Ángeles.
Cualquier bailarín que lea este post seguramente conoce a Gustavo Wons, bailarín y coreógrafo que llegó a Nueva York -hace ya varios años- con una beca para estudiar danza y terminó radicándose en la city y trabajando en Broadway. Dijo Wons hace años para MundoTeatral que “combinar el talento creativo de Broadway con el talento y la pasión argentina es grandioso (…) quizá los argentinos no tengamos tanta disciplina o un entrenamiento sofisticado, pero la pasión y el talento no se pueden discutir.”
La pregunta inmoral es ¿emigrar del tercer mundo para intentar formar parte de una idiosincracia que hace valer una forma más profesional y disciplinada de hacer teatro, o contribuir desde acá con sangre, sudor y lágrimas al crecimiento del teatro argentino?
Tatiana Pandiani, joven directora argentina, se mudó a Miami con la familia en 2009. Hoy, la familia vuelve a la Argentina, pero ella dispara para Nueva York, habiéndose ganado un lugar en el MFA en Dirección de Columbia University (dirigido por Anne Bogart, quizás el más prestigioso del país, y expendedor compulsivo de ganadores de premios Tony). Cuando le preguntamos por qué, responde “Mi idea no es solamente hacer carrera en EEUU. Quiero poder hacer teatro argentino en Argentina y en el exterior. Creo que a través de una educación internacional yo puedo ayudar a crear puentes. Admiro el teatro argentino y quiero ser parte de él. Pero también quiero que la Argentina sea representada a nivel internacional. Creo que tal vez desde afuera puedo hacer más para poner a la Argentina en la mira que desde adentro. Tenemos mucho que aprender de cómo se hace teatro y arte en otras partes del mundo, no sólo EEUU… Y el resto del mundo tiene mucho que aprender de nosotros.” Es la única argentina en todas las facultades de arte de Columbia, no sólo artes dramáticas.
Cuenta Tatiana que, en el ingreso a la Universidad, la mismísima Anne Bogart les dijo a los wannabes, “si a ustedes les gustan los teatros con sillas cómodas, los telones, los espacios grandes, etc, no vengan acá, eso no es lo que nosotros hacemos acá. Si ustedes no tienen problemas con espacios chicos, recursos limitados, y con tener que además de dirigir, ir a buscar vos la tela porque ese día no había, ir a imprimir, etc, esto es más para ustedes.” ¿A alguien le suena?
Quizás las apariencias engañan y nos hacen ver unicornios rosas, o quizás estamos prejuzgando un universo del que escuchamos mucho pero en realidad es la dimensión desconocida. Sin embargo, hay dos cosas que son innegables para todos los argentinos que han probado al menos una cucharadita de Broadway: La calidad de los espectáculos y la cultura de trabajo. Y son un imán, obviously.