“Yo tengo un optimismo insensato; ser optimista no tiene arreglo, es como ser petiso.”
A los 92 años murió en Uruguay, su país natal, la China Zorrilla; dama de las palabras, de la risa siempre a flor de piel, de las anécdotas adorables y de la realidad embellecida por una imaginación inagotable.
Encarnando a la poetisa Emily Dickinson, 1980.
“¿Viste que se dice que al momento de morir te acordás de toda tu vida? Bueno, ya me pasó. En esas milésimas del hueco negro vi todo”, exhalaba. “¿Y qué vio?, China.” En tono teatral, responde: “Una linda vida. No puede haber infierno.“
Una actriz exquisita. Gigante. Más de 50 películas, 60 obras teatrales, premios por doquier y un amor por el teatro que contagia. Una de sus ultimas aventuras fue embarcarse en una gira con Camino a la Meca, de norte a sur de la Argentina y cuando le preguntaron si estaba cansada respondió con ese desparpajo que la caracterizaba “sigo haciendo una cosa que me gusta como el primer día, el teatro. Y encima me pagan.”
China Zorrilla ha sido una presencia constante en los últimos 35 años del teatro argentino, su última obra teatral fue Las de enfrente, una obra costumbrista escrita por Federico Mertens.
Sesenta años de carrera, una vida dedicada por completo a su gran pasión por la actuación. En su última entrevista decía “mi vida fue una gran comedia” y así vamos a recordarla, con una sonrisa, cada vez que se abra un telón, se cuente una historia y se celebre el hermoso ritual del Teatro. Gracias Chinita querida por tanta entrega.