“No voy en tren, voy en avión”

Mucho no te puedo contar porque todo te lo va a decir Dennis Smith en su unipersonal musical Negra, un hecho teatral impecable que conmueve hasta la médula.

Negra es una síntesis perfecta de nuestra sociedad: sus valores, ideales, dioses, miserias, espantos, todo está puesto en escena por este verdadero artista. De una manera sutil y explosiva, todo sucede ante nosotros pero Smith, como todo un prestidigitador, esconde, maneja, sugiere el truco hasta el final en un striptease dramático, por demás sensual y provocativo.

Negra es crudeza, es espanto y amor, es olor nauseabundo a la vez que aroma, perfume de la mejor calidad. Un desfile monstruoso de las  paradojas  humanas,  Smith juega con todas ellas, las da vuelta, las enamora, las domestica dándoles libertad.

Una actuación bestial, una voz que rompe los cristales viciados de las convenciones escénicas y las hace estallar frente a nosotros. Uno queda expuesto sin más, como testigo de un relato que puede ser el propio, que es el propio contando por… no te lo voy a decir, porque lo tenés que ver.

Negra hace de la superficialidad, precipicio, de la tierra, aire, de la espera, presencia, de la frivolidad, compromiso, del odio, amor, de la fealdad, belleza, de los residuos… poesía. Es desesperación, impotencia, dolor, asfixia, misterio, terror, sinsentido, bronca, palabras sueltas que Negra hilvana dándole un sentido a esa trama. Eso sí, vas a tener que soportar la espera, como en la fila para entrar al tren fantasma, mezcla de ganas y miedo, propios del universo de lo infantil, para recorrer ese viaje, que es la vida, y salir de ahí con el coraje de haberte animado a subir, ya adultos con todo el peso de la memoria presente, efímera pero eterna, como una canción. “No voy en tren voy en avión”, todos necesitamos alguien alrededor.

Tenés que verla.