Cinco actores en escena de principio a fin, todos hombres. Una playa, un muelle y dos que  miran al mar. Los otros tres de espaldas recrean con sus voces y sus manos el sonido del agua chocando contra el muelle, el crujir de la madera, los ruidos propios del lugar. Un universo poético, sensible y masculino. Con una leve música que colabora y pocos elementos -pero con una gran sensibilidad estética- el director Luis Cano y su equipo logran transmitir las sensaciones de melancolía y serenidad propias de una playa al atardecer.

Sentado en el muelle, un pescador describe los distintos tipos de peces y cuenta historias del lugar a un hombre en pijama que no dice una sola palabra. Una de esas historias cobra vida y es interpretada por los otros tres. Un niño que perdió a su padre y lo busca, el padre muerto que repite y repite el nombre de su hijo como si quisiera no ser olvidado, y un lobo marino que le pide al niño que le saque una botella de la garganta porque no puede respirar. Finalmente, el hombre en pijama del muelle recita un poema que alude al olvido, a la desesperación por no perder ciertos recuerdos, al amor y a las ganas de aferrarnos a él como única solución posible. Todos están solos, pero los une esta playa y la necesidad de dejar una huella imborrable en el alma de algún otro ser.

Ficha Artística/Técnica

Elenco: Federico González Bethencourt, Francisco Grassi, Leonardo Murúa, Román Lamas, Mauricio Minetti
Diseño de iluminación: Ricardo Sica
Dirección de voces: Tian Brass
Música: Federico Marrale
Escenografía y vestuario: Mercedes Arturo
Fotos: Paola Toriano
Piezas gráficas: Laura Rovito
Producción ejecutiva: Alejo Sambán
Producción artística: Constanza Balsátegui
Coordinación de producción: Gabriel Cabrera
Asistencia de escenario: Diego Becker
Asistencia de dirección: Micaela Picarelli
Dramaturgia y dirección: Luis Cano