Alicia es una morocha de rulos cortos y asimétricos, con gafas tipo Andy Warhol (la versión freak y contemporánea de los culo de botella). Le gusta la ensalada de rúcula. Tiene un oso de peluche que se llama Sucio, sus compañeros de colegio la burlan y se siente rara. Es evidente que estamos lejos de 1865, de la campiña inglesa y de Disney

El grupo de trabajo Random Creativos, responsable por el recalcitrante éxito que fue La Parka en los últimos años, se sumergió en el desafío de reinventar un clásico recontra machacado. El resultado es Alicia en Frikiland, una “versión libre” -como les gusta decir- de Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, ese fascinante cuento de Lewis Carroll. En Frikiland no se critica a la política del siglo XIX, ni a la educación inglesa, pero sobrevive la esencia de aquellos personajes que los fanáticos del original hemos aprendido a amar. El ojo está puesto en la búsqueda de la identidad.

Luego de caer por un inodoro, trono del búnker de su único amigo en un baño del colegio, Alicia se encontrará en ese inframundo de aburdos y paradojas lógicas, repleto de bichos raros que bailan house, en un viaje iniciático con una dosis menos de algodón de azúcar y quizás una más de psicodelia que la historia original. Los gemelos Gonza y Lito, la Oruga, el Sombrerero Loco y la Liebre, y un puñado de frikihabitantes la acompañarán en el viaje, hasta el choque con la Reina de Corazones en una especie de epifanía.

En elenco está compuesto por una mixtura interesante de purretes casi primerizos y zorros viejos del musical. Pablo Sultani (la Oruga), sabio loco, le da una deliciosa vuelta de tuerca al personaje, y hace lo que se le da la gana, con el público en su mano retorciendose de la risa. Ángel Hernández (el Gato) deslumbra con su presencia y su voz, en un personaje que le queda como anillo al dedo. La dupla frenética de Roberto Peloni (el Sombrerero) y Facundo Rubiño (la Liebre) corta el aire con un pseudo power metal que remixa el “Feliz no cumpleaños” con letras sobre el paso del tiempo y la finitud. Y Mariel Percossi (Alicia) se la banca y se pone a la altura de esos gigantes. Ninguno de ellos se refugia en las versiones anteriores que han existido de cada uno de sus personajes, sino que los hacen renacer en una contemporaneidad alienada, bajo su propia concepción poética del asunto, la de Diego Corán Oria y Random Creativos. Quizás lo más flojo sea la escena de la Reina, que debería ser un remate bien arriba, y sin embargo al lado de lo anterior queda haciendo agua. Pero a fin de cuentas, persiste en el fondo la idea original de que el país de las maravillas – o Frikiland- está dentro de uno y no es un mundo individual y ajeno.

La búsqueda estética para lograr el onirismo de la pieza es alucinante; impecable dirección de arte by Tadeo Jones; la música y la coreografía acompañan. Se agradece la banda en vivo.

“Un espectáculo para toda la familia”, le dicen. Yo diría que este mundito creado de una forma tan especial puede cautivar a cualquiera, desde los niños y adultos hasta psiconautas.

 

Fotos por Alejandra Rey y Victoria Leites para ONE BOUTIQUE STUDIO.

 

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Trailer oficial:

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Ficha técnico artística

Libro: Diego Corán Oria, Facundo Rubiño
Actúan: Lucía Ambrosini, Micaela Castellotti, Juan Martín Delgado, Delfina Garcia Escudero, Emiliano Giannotti, Angel Hernández, Delfina Lanzani, Cynthia Manzi, Esteban Masturini, Roberto Peloni, Mariel Percossi, Marcos Rauch, Facundo Rubiño, Julian Sierra, Pablo Sultani, Pía Uribelarrea
Escenografía: Tadeo Jones
Letras de musicales: Diego Corán Oria, Roberto Peloni, Facundo Rubiño, Jorge Soldera
Coreografía: Agustina Seku Faillace
Puesta en escena: Diego Corán Oria
Dirección de arte: Tadeo Jones
Dirección musical: Jorge Soldera
Dirección general: Diego Corán Oria

 

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