El texto lo escribió un joven hasta ahora desconocido, Teo Irazábal ganador de la convocatoria pública del TNA- TNC y acá sí que pasa esto de darle voz a las nuevas voces. El gesto curatorial es certero: una joven dramaturgia que aborda la familia, sus roles y mandatos en cruce con la dirección de Andrea Garrote una artista que ya desde Niños del Limbo y en Pundonor (otra imperdible en cartel) nos narra con criterio e inteligencia el mal de la normalización.

La gráfica la diseñó Martín Gorricho y como no daba con la imagen justa, usó una foto de su propia madre. La escenografía de Santiago Badillo del Cerro te mete en una casa de barrio. Te mete, en serio. La música de Federico Marquestó está en escena. Ah, y tenés un niño en escena Emilio Vodanovich y a Amanda Busnelli, todo actuado de maravillas y con cruces temporales y percepciones corridas dados desde la dirección.

La cita es en el Cervantes. De jueves a domingo, ¡quedan dos fines de semana! Amigos del Cervantes, ¡hagan temporadas más largas! Y uds, no se la pierdan, ey, en serio.